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LOS MERCADERES DEL CAOS

Existen aquellos a quienes podríamos llamar “Mercaderes del Caos”. Estas son personas que quieren que el entorno parezca muy, muy alarmante. Estas son personas que logran algún tipo de ventaja (sienten ellas) cuando se hace que el entorno parezca más amenazador. 

Se puede ver un ejemplo obvio en los periódicos. No hay ni una sola buena noticia. Los periodistas le echan el entorno a la gente en la cara y le dicen: “¡Mira! Es peligroso. ¡Mira! Es abrumador. ¡Mira! Es amenazante”. No solamente informan sobre las partes más amenazantes de las noticias, sino que también lo hacen de forma sensacionalista, haciéndolas peores de lo que son. ¿Qué más quieres como prueba de su intención? Este es el mercader del caos. Se le paga en la medida en que puede hacer que el entorno sea amenazador. El anhelar buenas noticias es insensato en una sociedad donde reina el mercader del caos. 

El mercader del caos tiene muchos adeptos entre la gente con intereses creados. 

No creas que es un accidente que los policías arresten a un criminal peligroso, le arrojen a prisión, le hagan más antisocial y más peligroso, y luego le liberen y le lancen a la sociedad. Cuanto más crimen, más policía hace falta. 

En muy buena medida, se encuentran ideas de este tipo en la sociedad. No es sólo el periodista o el político; hay individuos aquí y allá que también se dedican a esto. 

Hay mucha gente que se pasa toda la vida como Mercaderes del Caos profesionales: sólo hacen que todos los que les rodean se preocupen al máximo. El porcentaje de los que hacen esto puede llegar a ser tan elevado como uno de cada cuatro. Por ejemplo, un ama de casa, como mercader del caos en su esfera de influencia, piensa de su marido: “Si sólo pudiera hacer que Enrique se preocupara lo suficiente, haría lo que le digo”. Actúa con la idea de que es necesario extender la confusión y el trastorno. Y junto con esto, tenemos: “Me pregunto por qué Enrique no progresa”. Naturalmente, ella está haciendo que se enferme. 

Los periódicos pueden tener un efecto deprimente sobre una persona.
Como principalmente se ocupan de malas noticias, presentan generalmente una imagen sombría del mundo.
Uno puede llevarse las malas noticias con él y sacar una idea distorsionada negativamente de sus alrededores, que en realidad puede que estén muy tranquilos.

La verdad del asunto, no obstante, es esta: el entorno no es tan peligroso, nunca, como se le hace parecer. En vez de eso, enormes cantidades de gente e inmensas cantidades de dinero fabrican un entorno peligroso. De hecho, en los 60, una gran proporción del presupuesto nacional de Estados Unidos se dedicó a la guerra atómica. Pero si no hubieran desarrollado la amenaza, no habría habido ninguna. Así que el dinero que financió ese horror, ahora se ocupa de mantenerlo. 

Crear un entorno tranquilo no es algo que convenga a aquellos que consiguen sus ingresos, subvenciones o interés público de la cantidad de agitación. 

Una Influencia Tranquilizadora

Los intereses creados que respaldan un entorno trastornado se resisten contra cualquier cosa que tienda a pacificar o a producir un entorno en calma. 

En la medida en que Scientology progresa en una zona, el entorno se vuelve más y más tranquilo. No menos arriesgado, sino más tranquilo. En otras palabras, la amenaza potencial hostil, inalcanzable e intocable en el entorno se reduce. Alguien que sepa más acerca de sí mismo, de los demás y de la vida, y que consiga controlar mejor las situaciones, tiene menos problemas en su entorno. Aunque puede que sólo se reduzcan un poco, se reducen.

Incluso alguien que haya oído hablar muy poco de Scientology tiene menos agitación en su entorno. Un individuo menos amenazado por el entorno tiende a resurgir. Se vuelve menos apático. Piensa que quizás pueda hacer más respecto a la vida. Puede alcanzar un poco más; por lo tanto puede ejercer una influencia tranquilizadora en su entorno inmediato. 

Según eso avanzara, podrías producir cada vez más individuos que traerían más y más tranquilidad al entorno o que manejarían las cosas cada vez mejor. Solamente las cosas que no se controlan son caóticas. Daría como resultado una situación en la que la amenaza del entorno desaparecería. Este entorno abrumador, imposible de resistir, se haría más y más manso. La gente estaría menos y menos asustada. Tú tendrías más y más oportunidades de solucionar los problemas reales que existen, en lugar de que la gente estuviese creando problemas para hacer dinero con ello. Sería una sociedad diferente. 

Sin embargo, al mercader del caos no le gustan las influencias tranquilizadoras. Luchará contra todo lo que disminuya el alboroto en el entorno. 

Por ejemplo, una mujer tiene a su marido metido completamente en un puño. Le tiene preocupado y molesto mañana, tarde y noche. 

Si el marido se entrega entonces a alguna actividad que lleve más tranquilidad al entorno, habrá repercusiones por parte de la mujer. Si él está menos agitado, está menos bajo el control de ella. Ella, naturalmente, lucharía contra aquello que estuviera haciendo que su marido estuviese más tranquilo. 

Sin embargo, la agitación y el caos se vienen abajo en presencia de la verdad. Son las mentiras las que mantienen el universo continuamente agitado. La introducción de la verdad en una sociedad produciría un entorno más tranquilo con menos agitación y, por lo tanto, con menos cosas que los mercaderes del caos podrían obtener de esa sociedad por medio de la estafa. 

personas que tienen como profesión el transmitir, proporcionar o promover malas noticias, confusión o caos. Mercaderes son personas que compran y venden productos básicos por dinero. Por extensión, son personas designadas para, o que tienen un interés particular en, alguna actividad específica, o que hacen de eso una profesión. Mercader se usa frecuentemente con una palabra calificativa, algunas veces criticando.

cantidades de dinero que han sido apartadas de un presupuesto, especialmente un presupuesto de gobierno, para un propósito en particular.